La importancia de la infraestructura y por qué no debe pasarse por alto

Gestora

Autor: Alex Araujo, gestor de fondos en M&G Investments

Le remitimos al glosario para una explicación de los términos de inversión empleados en este artículo.

En lo que ha sido el peor trimestre para la renta variable global desde 1987, muy pocas áreas del mercado han logrado sustraerse a la oleada de ventas generalizadas. Ni siquiera el sector de la infraestructura, que con frecuencia ha mostrado solidez durante fases bajistas, ha sido inmune a la preocupación sobre los efectos de la pandemia de coronavirus en las empresas y en la economía mundial.

Resulta chocante ver aeropuertos o autopistas vacíos debido a las políticas de confinamiento implementadas por los gobiernos para combatir la propagación del virus. Al mismo tiempo, sin embargo, ciertos activos de infraestructura nunca habían experimentado tanta demanda como en las últimas semanas.

La infraestructura en evolución demuestra su valor

Mientras que el tráfico en las carreteras se ha desplomado, el de las redes subterráneas de fibra óptica que transmiten datos se ha disparado, pues cientos de millones de personas se han visto confinadas en sus hogares.

Ello demuestra cómo dependemos tanto de esta infraestructura invisible que apuntala a la economía digital como de la más familiar que constituye la columna vertebral de la economía tradicional. Sin la infraestructura que permite la actividad digital, no podríamos trabajar desde casa o realizar pagos en línea.

Esta infraestructura «en evolución» ha demostrado el papel crucial que juega en la sociedad, y creo que en los próximos años necesitaremos más activos de este tipo. Cuanto más utilicemos nuestros dispositivos móviles para gestionar la banca electrónica, hacer compras y visualizar contenido, más mástiles telefónicos se requerirán para transmitir los datos, y más centros de datos se necesitarán para procesarlos.

La infraestructura crítica sigue siendo vital

Entre las acciones de infraestructura más afectadas por la oleada de ventas de marzo de 2020 figuraron las del sector del transporte. Para las compañías propietarias de tales activos, una menor demanda se traduce en menores ingresos; a su vez, es probable que esto limite su capacidad para repartir dividendos en los próximos meses.

De cara al futuro, no obstante, estos activos de transporte siguen siendo de crucial importancia como las arterias de la economía. Una vez se haya superado este periodo tan difícil —es solo cuestión de tiempo—, las carreteras y los aeropuertos jugarán un papel esencial en la recuperación.

No cabe duda de que el panorama a corto plazo del sector gasista y petrolero es más incierto. Las acciones de estas compañías se han visto afectadas indirectamente  por una «tormenta perfecta» de oferta abundante y descenso de la demanda, que ha hundido los precios del petróleo por debajo de los 20 dólares por barril, su nivel más bajo desde 2002.

Dicho esto, activos como los gasoductos y oleoductos suelen verse respaldados no solo por flujos de ingresos contractuales, sino también por barreras de entrada. Los activos de infraestructura física no son fácilmente reproducibles, y los que jueguen un papel crítico para la economía mantendrán su valor estructural para sus propietarios.

En busca de flujos de ingresos a largo plazo

Pese a lo difícil que puede ser mantener una perspectiva largoplacista ante un entorno de mercado tan incierto, no debemos perder de vista los objetivos que perseguimos a través de nuestras inversiones, ni olvidar que se miden en años, no en meses. La adopción de una perspectiva a largo plazo nos permite aprovechar las oportunidades que crean las distorsiones de los precios en los mercados.

Yo pienso que esta crisis ofrece la posibilidad de invertir en compañías cuyos flujos de ingresos están respaldados por la propiedad de activos de infraestructura físicos y por giros estructurales a largo plazo en la economía.

Las tendencias favorables no solo propician una demanda creciente de infraestructura digital, sino también de energías renovables. Con el papel crucial que juega la generación de energía eólica y solar en el descenso de las emisiones de dióxido de carbono, se necesitarán cada vez más activos de este tipo.

No creo que la pandemia, ni el declive de los mercados que esta ha provocado, vayan a hacer descarrilar la demanda estructural de infraestructuras de este tipo. En mi opinión, la caída indiscriminada de las cotizaciones ha creado oportunidades para inversores con horizontes a largo plazo en busca de acciones con dividendos crecientes, que ahora pueden encontrar flujos de renta sostenibles a precios atractivos.


Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras.

El valor y los ingresos de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente. No puede garantizarse que el fondo alcance su objetivo, y es posible que no recupere la cantidad invertida inicialmente.

Los puntos de vista expresados en este documento no deben considerarse como una recomendación, asesoramiento o previsión. No podemos ofrecerle asesoramiento financiero. Si no está seguro de que su inversión sea apropiada, consúltelo con su asesor financiero.

Esta información no constituye una oferta ni un ofrecimiento para la adquisición de acciones de inversión en cualquiera de los fondos de M&G. Promoción financiera publicada por M&G International Investments S.A. Domicilio social: 16, boulevard Royal, L-2449, Luxembourg.

El déficit crónico en el gasto mundial en infraestructura

Gestora

Le remitimos al glosario para una explicación de los términos de inversión empleados en este artículo.

Como la columna vertebral de la economía global, la infraestructura juega un papel crucial en el desarrollo y la prosperidad. Sin embargo, no se está invirtiendo lo suficiente en los activos que proporcionan los servicios esenciales de la sociedad.

En el mundo desarrollado, el gasto en el cuidado, mantenimiento y expansión necesarios para que nuestra estructura existente siga siendo adecuada ha sido lamentablemente insuficiente, con lo que nuestros activos críticos se hallan en un estado precario. Esto es algo que podemos observar en nuestra vida cotidiana. La inversión en infraestructura en los países del G6 —Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, Alemania, Francia y Japón— lleva varias décadas disminuyendo, y el 3,5% del PIB de hoy en día representa el nivel más bajo desde 1948 (Gráfico 1). El actual mínimo de los últimos 70 años es la mitad del pico alcanzado en los años sesenta, lo cual también revela el envejecimiento de estos activos. Dada la presión a la que están sometidas las finanzas gubernamentales y los conocimientos y experiencia limitados en el ámbito público, el sector privado jugará un papel significativo en la restauración y mejora de nuestra infraestructura crítica.

El gasto global en infraestructura económica —que cubre transporte, electricidad, agua y telecomunicaciones— totalizó 2,5 billones de dólares en 2015. Esta cifra contrasta con el nivel de inversión requerido, que se estima en 3,7 billones anuales (Gráfico 2). El déficit resultante de 1,2 billones de dólares necesita abordarse para asegurar que el mundo permanece en su rumbo de crecimiento económico.

Invertir el requisito anual de 3,7 billones de dólares hasta el año 2035 —un ciclo típico de inversión en infraestructura— conduciría a un gasto agregado cercano a los 69,4 billones de dólares. Con su rápida urbanización y fuerte crecimiento poblacional, los mercados emergentes representan más del 60% de la demanda y China supone por sí sola una tercera parte. Desde China y la India hasta Latinoamérica y África, construir la infraestructura necesaria para asegurar una mayor calidad de vida y respaldar el crecimiento económico sigue siendo una labor inconclusa.

En el mundo desarrollado, Estados Unidos y Canadá son los países que requieren más inversión: un 20% del objetivo global, el doble que la Europa Occidental.

El importante papel que jugará el sector privado a la hora de abordar la brecha de infraestructura debería dar un fuerte impulso a ciertas compañías. En particular, creemos que aquellas que ya poseen activos físicos de infraestructura (que proporcionan una barrera de entrada estratégica) y con oportunidades de crecimiento están mejor situadas para generar rentabilidad financiera de las inversiones necesarias en bienes de equipo. Un aspecto crucial de nuestra estrategia de inversión es que se basa en la calidad de los activos y las oportunidades de crecimiento de las empresas, en lugar de limitarse a seguir un «concepto» de infraestructura.

Los puntos de vista expresados en este documento no deben considerarse como una recomendación, asesoramiento o previsión. El valor y los ingresos de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente. No puede garantizarse que el fondo alcance su objetivo, y es posible que no recupere la cantidad invertida inicialmente.

Alex Araujo, gestor de fondos en M&G Investments.

Esta información no constituye una oferta ni un ofrecimiento para la adquisición de acciones de inversión en cualquiera de los fondos de M&G. Promoción financiera publicada por M&G International Investments S.A. Domicilio social: 16, boulevard Royal, L-2449, Luxembourg.

Deuda denominada en divisa local/divisa fuerte

Gestora

¿Por qué los bonos emitidos en una moneda fuerte podrían ser más atractivos para inversores extranjeros?

En este capítulo de El abc de la inversión, Ana Cuddeford explica qué diferencias hay entre la deuda denominada en divisa local y en divisa fuerte.